La informalidad, un fenómeno económico que abarca una gran diversidad de situaciones y contextos en Colombia, ha sido objeto de análisis y reflexión por parte de expertos e investigadores.
Por: Carlos Humberto Cantor
Dos investigadoras de la Universidad del Rosario, Lizeth Serrano y Aglaya Batz Liñeiro, emprendieron un proyecto de investigación en colaboración con el Centro de Innovación de la Universidad del Rosario para explorar la complejidad de la informalidad en diversas regiones del país. Su experiencia en campo, especialmente en el departamento de La Guajira y otras áreas del oriente colombiano, les permitió sumergirse en realidades heterogéneas y profundizar en las historias humanas que definen la economía informal.
Enfrentando el desafío de la investigación de campo
Las investigadoras abordaron la informalidad desde una perspectiva multidimensional, reconociendo que la diversidad de realidades en las regiones colombianas desafiaba cualquier intento de generalización. Como mencionó Lizeth Serrano, el estudio les permitió cuestionar hipótesis previas y adentrarse en las experiencias humanas detrás de los números. El Laboratorio Social de la Alianza EFI, en el que participaron, buscaba profundizar en las historias y las personas, comprendiendo las lógicas urbanas y rurales de la informalidad en regiones como La Guajira y la Orinoquía.
La identidad regional y la innovación
La percepción centralista que a menudo prevalece en Colombia plantea desafíos al entender y valorar la diversidad de las regiones. Sin embargo, Aglaya Batz, resaltó la importancia de reconocer y potenciar las capacidades únicas de cada territorio. En este sentido, subrayó la necesidad de superar la saturación homogénea del conocimiento y, en cambio, buscar aquello que hace a una región auténtica y valiosa. Batz enfatizó la necesidad de establecer propuestas de valor diferenciadas y comprender qué hace que una región sea única, para así construir una innovación auténtica y relevante.
La era digital y la brecha de conectividad
La conversación también abordó la importancia de la transformación digital en el contexto de la informalidad. A pesar de la centralización y las brechas de conectividad en muchas regiones, la tecnología digital se presenta como una herramienta esencial para el crecimiento económico y la inclusión. Aglaya Batz y Lizeth Serrano recalcaron que la transformación digital va más allá de la adquisición de capacidades tecnológicas; implica repensar el modelo de negocio y comprender cómo generar valor desde las propias fortalezas regionales.
La experiencia de estas investigadoras enriqueció su comprensión de la informalidad y les permitió abordarla desde una perspectiva más rica y diversa. La innovación se vuelve un camino para aprovechar las capacidades auténticas de cada región y generar valor desde sus particularidades. La exploración de propuestas de valor diferenciadas y la identificación de factores que hacen únicas a las regiones emergen como retos clave para impulsar el desarrollo sostenible y equitativo en todo el país. La transformación digital, aunque enfrenta desafíos de conectividad, se perfila como un medio para lograr este objetivo.
En última instancia, el trabajo de estas investigadoras destaca la necesidad de reconocer y valorar la diversidad de Colombia, superar la saturación de conocimiento homogéneo y adoptar enfoques innovadores que generen impacto real en las comunidades locales. La informalidad, lejos de ser una simple categoría, es un mosaico de realidades y oportunidades que merece una atención cuidadosa y auténtica.